Sin embargo, las imágenes que utilicemos deben corresponder a una idea, a un concepto, a una historia. Y esta historia debe estar expresada en palabras. Es verdad, el vídeo es muy eficaz, pero si no comprendemos algo, se nos tiene que explicar con palabras. Las palabras adecuadas nos clarifican las ideas. Las palabras tienen una carga de significado sobre el que, más allá de la interpretación individual, hay un convenio establecido. Tienen una base documentada a la que referirse. Este valor no lo tienen las imágenes. Una imagen va a evocar unas sensaciones y unos recuerdos que van a variar de un espectador a otro, en base a sus experiencias vitales.
Las imágenes sin la historia que se expresa en palabras, se quedan perdidas, no tienen dueño.
Una palabra, una frase, nos puede resultar mucho más hermosa que cualquier imagen.
“Una palabra bien elegida puede economizar no sólo cien palabras, sino cien pensamientos”, Henri Poincaré
¿Qué piensas que es más importante, las imágenes o una buena historia sobre las que apoyarlas?