Si aspiras a tener buenos clientes, empresas serias que te sirvan de referencia para desarrollarte, cumplir no es una opción.
Cuando nos planteamos crear una empresa nos solemos preocupar principalmente del producto que vamos a vender, y luego ya qué clientes nos lo van a comprar. No involucrar a los clientes en el desarrollo de nuestros productos es de partida un error que nos puede costar muy caro. Pero al menos tenemos en mente que de algún sitio nos tienen que llegar los ingresos. No voy a hablar hoy de esto, sino de algo que especialmente las pequeñas empresas y startups dejan caer aún más en el olvido: los requisitos y responsabilidades legales que conlleva crear y operar una empresa. Aún más, pueden existir aspectos legales que igual no conocemos y pueden ser críticos para nuestro futuro.
No atender al detalle a las responsabilidades y riesgos legales es como hacer trabajos en altura sin arnés de seguridad; ojalá tengamos suerte y no nos pase nada, pero como resbalemos las consecuencias pueden ser catastróficas.
El entorno legal es cada vez más complejo
Nos movemos en entornos cada vez más regulados. Tenemos leyes que nos dicen cómo gestionar el email personal de nuestros clientes, que no podemos tener escrito en un CV en papel fuera de control que un candidato es diabético, o donde corremos el riesgo de que una empresa reclame los derechos de nuestra tecnología o de la marca que tanto hemos trabajado para consolidar.
Cada vez más hay negocios que definen todo el mundo, o una amplia parte de él, como su ámbito geográfico desde el día uno. Es posible que este sea nuestro caso y entonces seguramente ya sabemos que esto va a tener una serie de implicaciones legales. Pero si no es así, también debemos ser conscientes de que puede llegar de fuera competencia que ponga en riesgo nuestras inversiones en tecnología, conocimiento o identidad de la empresa.
Los aspectos legales están más cerca de las ventas de lo que creemos
La dinámica de las ventas ha cambiado mucho, cuando antes con un producto atractivo y rentable se vendía haciendo esfuerzos razonables, hoy la competencia creciente y la saturación y globalización del mercado obligan a hilar muy fino. Generar confianza y llegar a la venta nos obliga a ser mejores, a realizar una inversión mayor en marketing y en crear marca. Hay muchos aspectos en la generación de marca que si están no se aprecian, pero si faltan llaman mucho la atención. En esta categoría caen el cumplimiento de nuestras obligaciones legales.
Aún así nos encontramos, por ejemplo, con muchas empresas que no cumplen correctamente con la Ley Orgánica de Protección de Datos, con la LSSICE, o tienen sus marcas desprotegidas. Si aspiras a tener buenos clientes, empresas serias que te sirvan de referencia, cumplir no es una opción. Por otro lado, como ya apuntaba, puedes incurrir en riesgos que lleven al desastre a tu empresa.
Un ejemplo paradigmático es la ley de cookies. Todas las empresas serias o ya cumplen, o están cambiando sus procesos para cumplirla. Si tu eres una empresa que no trabaja conforme a esta ley caes en el saco de empresa poco seria, poco profesional o poco diligente. Con la voraz competencia en el entorno económico que nos encontramos no es una opción aceptable.
Actuamos pues en un entorno en el que no se puede andar como por casa, con riesgos legales cada vez más complejos. Lógicamente necesitamos trabajar con arnés de seguridad, y tener bajo control todos aquellos riesgos que pueden afectar gravemente al desarrollo o supervivencia de nuestra empresa. Y esto sólo lo podemos hacer trabajando con especialistas en los distintos ámbitos. Para ello debemos tener en cuenta los costes y partidas presupuestarias correspondientes.
¿Qué opinas? ¿Crees que es mejor dormir tranquilo, o es asumible andar por la cuerda floja sin red?
Artículo publicado originariamente en abogadoamigo.com
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