martes, 2 de julio de 2013

Algo que deberíamos eliminar ya: el ataque a la excelencia





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Deben ser los responsables, los líderes de las organizaciones, los que implanten procedimientos y creen entornos que promuevan y motiven el desarrollo hacia la excelencia.

Recientemente en un debate televisivo sobre la ley de educación participaba un profesor de universidad con un excelente expediente. Independientemente de que hiciera gala de ello, en respuesta a un ataque personal, durante el resto del debate, no hubo participante en el mismo, ni siquiera el moderador, que no ironizara sobre las buenas notas obtenidas por esta persona.



En España tenemos un grave problema para el desarrollo de nuestra competitividad en general y de nuestras empresas e instituciones en particular. Quizás se pueda achacar a nuestro carácter, a nuestro modo de ser. En mi opinión somos capaces de lo mejor y de lo peor, somos inconstantes, y en general tendemos a instalarnos en la mediocridad.

El que destaca por su motivación y buen desempeño, por buscar la excelencia en el trabajo, no suele ser bien visto. Se convierte en el centro de ataques en una tarea de grupo que tiene por objetivo la extirpación de este miembro incómodo. La excelencia hace que destaque más la mediocridad reinante y por lo tanto se convierte en una amenaza.

El liderazgo nos sacará de esta

Esto es un desastre para la productividad y el desarrollo de las empresas y organizaciones. La única manera de cambiarlo es por supuesto mediante el liderazgo. Deben ser los responsables, los líderes de las organizaciones, los que implanten procedimientos y creen entornos que promuevan y motiven el desarrollo hacia la excelencia.  Iñaki Piñuel (*) en su imprescindible Liderazgo Zero (*) nos hace un agudo y radical análisis de esta situación y sus soluciones.

Lamentablemente, por ahora, con frecuencia son los propios directivos los primeros en en seguir políticas desastrosas, identificando a empleados especialmente motivados como posibles amenazas y actuando para alienarlos, o promoviendo dinámicas cainitas de competitividad insana. ¿A alguien le suena la frase "te pagamos para que hagas lo que te indicamos, no para pensar; para pensar ya estamos nosotros"?

Ser un país de éxito pasará por que consigamos aparcar estas actitudes y adquiramos una ambición sin límites y permanente por mejorar y ayudar a mejorar a los que se encuentran en nuestro entorno. Debemos tener una visión más allá del día a día, y percibir a los que son mejores que nosotros no como amenazas, sino como ejemplos a seguir, y personas de las que podemos aprender.

"El auténtico liderazgo supone un tipo de conversión personal que implica la renuncia al ejercicio del poder" Iñaki Piñuel.

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