Solemos identificar éxito empresarial con crecimiento, riesgo y rentabilidad por encima del mercado, incluso en ocasiones con notoriedad, servicio a la sociedad … Pero con frecuencia nos olvidamos de donde está la clave del éxito, que está en alcanzar y exceder las expectativas de los socios de un proyecto. Seguramente en la gran mayoría de negocios estas expectativas serán principalmente de rendimiento económico, aunque siempre existen objetivos adicionales.
Para entender el espíritu empresarial o emprendedor debemos tener en cuenta que existen otros proyectos en los que sus promotores pueden tener objetivos distintos. Algunos de los que se me ocurren pueden ser: satisfacer una aspiración de notoriedad pública, ayudar a un grupo social desfavorecido, estar entretenido, divertirse …
Un paradigma de esta realidad es el zapatero al que suelo ir. Cada vez que le llevo calzado para que me lo repare, se me hace patente lo reconfortante y trascendente que son los objetivos del dueño de un negocio o proyecto para valorar su éxito. Abre sólo un par de horas al día, no invierte nada en publicidad ni imagen de marca, ni siquiera tiene nombre en la puerta, y se podría decir que es casi desagradable con los clientes. Eso si, trabaja de maravilla y asesora con gran conocimiento. Seguramente el pequeño local es de su propiedad, y no le faltará mucho para la jubilación. Incluso se ha permitido mandarme directamente a la mierda, y prácticamente echarme de su tienda cuando he intentado recabar varios datos concretos sobre él y su negocio para elaborar este post.¡No estamos para tonterías!
;-)