sábado, 20 de mayo de 2017

¿Es el trabajo el sitio adecuado para buscar la felicidad? Me parece que no, pero podría ser que sí






El alto rendimiento supone un gran esfuerzo, dolor, aparentemente algo contrario a la felicidad

En una entrevista, Paco de Lucía contaba su continuo descontento con su trabajo y compartía una anécdota para explicarlo. En la radio escuchó en una ocasión a un guitarrista; en un principio le llamó la atención y le gustó.  Hasta que sucedió algo: se dio cuenta que el músico era él mismo. En ese preciso momento dejó de gustarle. Su objetivo de mejora continua, de innovación, le causaba una permanente insatisfacción y era el motor de su trabajo. 

Vincular trabajo y felicidad con objetivos de alto rendimiento es una moda. Hay que buscar el trabajo que nos haga felices, que no nos parecerá trabajo, y tendremos un alto rendimiento sin esfuerzo. Hay que conseguir que los empleados estén felices en el trabajo, que rendirán más. Me suena a ponerle música clásica a las vacas para que den más leche.



No por regar algo va a dar flores

En principio, no tengo nada que objetar, no veo nada criticable en esos objetivos. Sin embargo, no creo que el razonamiento sea el correcto: ¿a más felicidad más rendimiento? ¡Qué afirmación más arriesgada!  Es como pensar que por regar algo va a dar flores. En este post voy a intentar argumentar porqué la felicidad no me parece el camino hacia el alto rendimiento. O quizás el problema está en qué entendemos por felicidad, así que también puede que encuentre argumentos a favor. 

Es verdad que el primer aspecto al que nos debemos enfrentar es al concepto mismo de felicidad, y este podría ser el primer error y punto débil del planteamiento: felicidad = alto rendimiento.

¿Son felices las personas con talento extraordinario?

Por otro lado, otro término que se encuentra mucho vinculado al alto rendimiento es el talento. Aquí hemos topado con otro ámbito que suscita no pocas controversias. ¿Lo importante es el talento, o son más definitivas otras cualidades como la constancia y el foco? ¿Prima más lo innato o centrarse en un objetivo hasta cumplirlo? En relación con este aspecto, y como veíamos en el ejemplo de Paco de Lucía, los poseedores de un talento puesto al servicio de un objetivo, no obtienen siempre precisamente felicidad o bienestar de él, más bien al contrario, puede ser fuente de sufrimiento. 

Placer y satisfacción 

Quizás lo más fácil es relacionar felicidad con placer. Al menos yo diría que es la definición más intuitiva o cercana. La sociedad en la que vivimos nos "incentiva" a buscar la felicidad casi como una obligación, y los medios que nos da para ello son básicamente distintas fuentes de placer. Estas fuentes de placer están normalmente vinculadas con consumir: el ocio, el culto al cuerpo o a la mente, el placer de cubrir distintas necesidades, como la necesidad de alimentarnos, el gusto por el sexo, etc. El mismo hecho de consumir se diseña para que genere placer.

En esta definición ya encontramos una fuerte contradicción. El alto rendimiento, la mejora continua, ¿están relacionados de algún modo con el placer? Más bien parece lo contrario, están relacionados con el esfuerzo, con el sufrimiento diario de intentar superar nuestros límites actuales. Es cierto que ir constatando avances nos puede generar satisfacción, pero, ¿es esto lo que podemos entender por felicidad? Aquí vemos que la definición de metas de corto plazo y alcanzables será fuente, no se si de felicidad, pero sí al menos de satisfacción.

El alto rendimiento parece estar más vinculado con el sufrimiento que con la felicidad. Tuitear

La felicidad no es SMART

Es posible que conozcas que la definición de una meta debe ser un objetivo SMART: "Specific", "Measurable", "Achievable", "Realistic", y "Timely". En si mismo el objetivo de que los empleados de una empresa sean más felices parece tener poco de SMART. Primero no tenemos una definición concreta de qué es la felicidad, y puede ser algo distinto para cada persona; por lo tanto no se si es medible, es bastante discutible que sea alcanzable, y por supuesto no le podemos poner fecha. Vamos a poner la meta de que dentro de 6 meses el 80 % de la plantilla alcance un nivel de felicidad del 75 %, o haya incrementado su felicidad en un 10 %. Creo que para muchos esta frase suena ridícula. Y además, ¿para qué? Para incrementar el rendimiento en un 5 %. ¡Ah, perfecto! Aún así, ya tenemos en el mercado soluciones informáticas para medir la felicidad de una organización. Me da la impresión de que tienen que ser mucho menos fiables que las encuestas de voto. 

Psicología positiva y entrar en flow

Si seguimos la psicología positiva, tendríamos que buscar cosas, en positivo, que podemos hacer en la empresa para que los empleados se sientan felices. Pero si tuviéramos a Paco de Lucía trabajando para nosotros, ¿de verdad crees que la empresa podría hacer algo para que fuera feliz? ¿Y en tal caso, esto aumentaría su rendimiento? Es posible que lo "único" que podríamos hacer es intentar molestarle lo menos posible, no hacer cosas negativas que interfieran en su bienestar. O al menos empezar por ahí. Suponiendo que esto sea un nivel básico, creo que la inmensa mayoría de las empresas no lo han superado aún. En el trabajo nos encontramos con frecuencia con actitudes tanto de directivos, como de compañeros y personas a las que dirigimos, que atacan nuestro equilibrio o bienestar.

Otro punto de encuentro con la felicidad es el "flow" o la sensación de estar en flow. En este estado nos encontramos tan centrados en una tarea que perdemos la consciencia de nosotros mismos. En flow estamos totalmente concentrados aplicando nuestras habilidades al máximo. Es un estado maravilloso, que si no es de felicidad, se le parece mucho. Podemos entrar en flow, por ejemplo, practicando un deporte, bailando, practicando sexo, o incluso trabajando. Puede que hayamos encontrado el nexo entre el trabajo y la felicidad. Mihaly Csikszentmiahlyi, involucrado en el desarrollo de la disciplina de la psicología positiva, se ha centrado especialmente en el estudio del flow.  Csikszentmiahlyi ha desarrollando una serie de teorías sobre las condiciones necesarias para entrar en flow. Entrar en flow no es algo que podamos hacer a voluntad o capricho, sino que la actividad que realizamos debe tener una serie de características para que esta situación se dé. En especial es de gran importancia la dificultad de la tarea en relación con nuestras habilidades. Si es demasiado fácil nos aburriremos, si es demasiado difícil nos estresaremos o frustraremos. Si bien es cierto, que para estar en flow el reto de la tarea realizada debe ir creciendo en paralelo con nuestra mejora de habilidades, no es menos cierto que incrementar estas habilidades puede suponer un esfuerzo importante.

Entrar en flow puede ser genial para nuestro ocio, o en una situación no relacionada con el trabajo, pero en mi opinión, no es el objetivo ideal en un entorno laboral. En la empresa estamos en competencia, si queremos una mejora continua, avanzar hacia la excelencia, debiéramos estar fuera de flow frecuentemente. Si realmente queremos mejorar, el esfuerzo es importante, y todo esfuerzo genera sufrimiento. Hay que salir de nuestra zona de confort. Es discutible que esto sea compatible con la felicidad.

¿Y si de verdad fuera cierto?

Hasta aquí he defendido la falta de idoneidad de la felicidad de los empleados como objetivo empresarial. ¿Pero y si me equivoco, y si realmente es posible ser feliz trabajando? Para avanzar en esta línea creo necesario investigar más qué significa la felicidad o cómo se llega a ella. Seguramente el problema es que no sabemos qué es la felicidad. Es posible que el concepto que conocemos no sea correcto y seguramente está contaminado por cosas como el marketing. Por suerte la felicidad es un concepto que ha preocupado a todos los filósofos y muchos de ellos han intentado definirla.

Llegados a este punto no puedo dejar de comentar que me parece que en general necesitaríamos más filósofos y artistas y menos gente dedicada al marketing.

En este enlace encontrarás un artículo sobre cómo distintos filósofos intentaron definir la felicidad. No dejes de leerlo. A mi de todas las definiciones y medios de alcanzar la felicidad, el más coherente y practicable me parece el que propone Ghandi. Y veo tan sólida su propuesta porque no sugiere la búsqueda ni de placer ni de satisfacción, lo cual sintoniza con mi convicción actual. Y encima es perfectamente aplicable en la empresa. Así que si seguimos a Ghandi, quizás sí podamos encontrar la felicidad también en el trabajo. Básicamente Ghandi nos dice que para alcanzar la felicidad, lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos, deben estar siempre en armonía; debemos permanecer fieles a nosotros mismos y practicar el perdón. Hacer esto puede suponer un gran esfuerzo e incluso un gran sufrimiento de consecuencias muy negativas, y es algo personal, está vinculado a los principios de cada uno.

Nuestro problema y el de las empresas, es que nos costaría seguir las recomendaciones de Ghandi porque no siempre nos paramos a pensar cuales son nuestros principios, qué cosas realmente nos importan, y nos dejamos llevar en vez de ello más fácilmente por la búsqueda del placer y las satisfacciones.

Los principios son la base

Dicho de modo breve, las empresas deberían trabajar en definir sus principios, algo que, para que sea eficaz, sólo se puede hacer teniendo en cuenta a todas las personas involucradas. Por supuesto, nuestras creencias y principios van evolucionando con el tiempo, por lo que las empresas pueden trabajar en definir y moldear los propios. Las empresas, como agrupaciones de personas, deben entonces pensar, decir y hacer en armonía con estos principios, permanecer fieles a si mismas y no criminalizar los errores, ni buscar chivos expiatorios ante problemas. De nuevo, el reclutamiento adquiere una enorme relevancia y debemos buscar empleados que sintonicen con los principios de la empresa. Entonces quizás podamos crear empresas felices. El alto rendimiento puede que sea ya otra cosa, pero seguramente se apoyará en la felicidad de la organización.

Pensar, decir y hacer según principios hará empresas felices. Tuitear

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